Y si quieres más, pregúntate…
Tienes una idea para una historia, unos personajes y un ordenador preparado para escribir.
¿Qué podría salir mal?
Suena fácil.
Pero si me pagaran por todas las veces que he escuchado una respuesta incorrecta, con su correspondiente hostia de realidad, no estaría aquí ayudando a otros a escribir y terminar sus novelas y a venderlas BIEN a las editoriales.
Ahí fuera hay un montón de ¿ESCRITORAS? ¿ESCRITORES con potencial? O, mejor, personas que escriben y que se conforman con eso: con estar ahí.
De paso, siempre de paso. Como decía Luis Eduardo.
Esperando a ver cuándo llega la próxima venta de un ejemplar, la próxima reseña en las redes sociales o bailando en pim-pom o comosellame.
Una pena que esto no funcione así.
¿Por qué? Pues una pista evidente:
Una buena idea, con frases hechas, clichés, construcciones repetidas hasta la saciedad, personajes planos, palabras rebuscadas, coloquialismos, descuido, acciones vistas mil veces, diálogos inverosímiles, autoindulgencia, y un montón de buenas intenciones no suele servir de mucho para vender muchos libros.
Para estar de paso y a la expectativa en amazon, está muy bien.
Para que tu lectora piense en ti cuando llegue el momento de darle al botón de comprar su próximo libro, no tanto.
Porque nadie se va a levantar del sofá a buscar la tarjeta y a rascarse el bolsillo por ti porque se ha despertado con ese antojo esta mañana.
Para que las cosas ocurran, hace falta algo más. Algo más importante.
Hace falta buscarle las cosquillas a quien te lee, los puntos exactos que lo emocionen. En los puntos exactos donde eso sucede en una historia.
Para que cuando lleguen a la librería, pregunten por tu nuevo libro o tus libros anteriores.
Si quieres que lo hagan, te suscribes gratis.
O sigues como hasta ahora.
RECIBIRÁS un ebook en el que te cuento lo que aprendí de una hippy descalza para escribir novelas que, si lo aplicas con fundamento, tus historias ganarán claridad y fluidez.