“Si atendemos continua y puntualmente a lo poco que podemos hacer,
dentro de poco nos sorprenderemos al encontrar lo poco que queda que no podemos hacer.”
—Samuel Butler
No. No importa cuánto escribas si crees que no es suficiente para la gestión de tu tiempo de escribir.
Es una de las trampas de la productividad.
Imagina:
Te sientas a escribir.
Es la hora adecuada, la que le has robado al sueño, a la familia, a tu pareja. Tienes la gestión del tiempo para escribir controlada. Es… LA HORA. TU HORA.
O NO IMAGINES, HAZLO.
Lees lo que escribiste en la última sesión de escritura. Ahora no es momento de editar y corregir.
Lees la escaleta de la escena que toca hoy. Estás en el PUNTO MEDIO DEL 2º ACTO.
Cielos… Revisas el chequing de escenas. ¿Cumple la escaleta con todos los elementos de una buena escena para el punto medio?
¿Y si añado ahora el nuevo conflicto interno del personaje?
Y sigues.
Y escribes. El primer borrador. Del tirón. Para eso has planificado. Ya corregirás después.
Y llegan las dos de la madrugada y por la mañana tienes una reunión a las nueve en el quinto coño de la Bernarda.
¿Alguna vez has sentido que no importa cuánto trabajo hagas, puedes o deberías estar haciendo más?
Claro, me dirás. SIEMPRE…
y ESE ES EL ERROR.
Siempre va a haber más trabajo por hacer, más palabras por escribir, más matices que añadir, más estilo que corregir.
Y por eso hay que basarse en una buena gestión del TIEMPO para escribir.
Cerrar la computadora a la hora que te has propuesto. Esté como esté el trabajo.
Hemingway lo hacía así, a menudo a mitad de una frase. Sin cerrarla.
El maestro sabía que el tiempo era muy importante y que llegaba un punto en el que solo se daba vueltas a una frase, una y otra vez, sin avanzar.
Por eso marcaba una meta de tiempo en su escritura y luego se iba a pescar peces espada, o a meterse con alguien y beber daikirys.
Y como siempre digo, hay que aprender de los maestros. Incluso a beber daikirys.
La productividad, los plannings, la agenda y la gestión del tiempo para escribir novelas es una de las cosas que trato en mis audios y mastercalzas de los domingos para mis pupilos malvados.
Y luego de forma personal y particularizada contigo porque todos los escritores somos distintos.
Acompañándote en todo el proceso.
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