"El mejor estilo, al escribir, es el estilo del que nadie se da cuenta".
-Somerset Maughan
Aquí va contenido de alto valor.
Lo que dice Maughan en la cita lo decía mi también adorado Jardiel Poncela y es algo que muchísimos escritores ANGLOSAJONES afirman sin reparo. Auster, Vonnegut, King, Spanbauer, Steimbeck, (Palahniuk, no)
Fuera de españa y latinoamérica los escritores y editores SABEN lo que los lectores QUIEREN:
- Quieren una historia. Quieren imaginar ellos. (Si no, verían una peli)
- Quieren transportarse al mundo que tú como escritora o escritor has creado para ellos.
- Quieren vivir con tus personajes.
- Quieren SENTIR.
En españa y latinoamerica algunos escritores lo piensan también… Pero son pocos.
Porque los dinosaurios no se extinguieron y siguen pensando que el estilo abigarrado, barroco o aborregado, es mejor y da calidad literaria.
Yo, la verdad, prefiero la calidez literaria. Sin perder la calidad.
La mayoría de los escritores desconocen que uno de los grandes secretos es ESCRIBIR CON CLARIDAD, para no sacar al lector de la historia, ponerse las zapatillas e ir a buscar un diccionario, o largarse a hacer algo mejor.
La lírica, como yo la llamo, las frases bonitas y musicales con metáforas happyflower, los pleonasmos matizadores (machacadores) de los que Zafón salpicaba sus obras…
Vamos a ver…
Están bien, pero con cuentagotas.
Vigilando que no saquen al lector de la historia.
Hay lugares dentro de la escena para colocar todo eso. A mis pupilos les digo dónde.
Con cuentagotas.
Porque al usar mucho la lírica te vas a enamorar de tus palabras y vas a perder de vista a tus clientes: LOS LECTORES.
Y a esos hay que enamorarlos y seducirlos para que te paguen las facturas.
Bien.
Me gusta tener pupilos con una novela en curso, W.I.P. (Work in progress) o para empezar una desde cero, como Juan, del que te hablé hace tiempo, y muchos otros/as.
No por el dinero, que a nadie le viene mal, sino por lo bien que lo paso enseñando de tú a tú cuando establecemos la confianza y la complicidad necesaria.
Porque cuando uno enseña, dos aprenden.
Cuando la otra persona, al Otro Lado, te escucha y te hace caso, claro.
Cuando le hago ver dónde se equivoca, lo que sobra, lo que redunda, lo que no funciona, sus sesgos repetitivos, sus puntos ciegos, lo irrelevante, lo abigarrado, lo confuso, y le explico los porqués.
Y nos reímos.
Ayer hablamos de las frases que funcionan en varios niveles de lectura en función del target lector, de hacer sentirse inteligente al lector en algunos momentos, de recordarle cosas como si fuera tonto en otros; de lograr la lectura fluida a base de la visualización correcta de la escena y del uso de la palabra precisa.
Una hora y media estupenda con los pupilos.
En cuanto a ti, en breve veremos si podemos trabajar juntos. Si quieres saber cómo…
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